Dos semanas no dan para mucho, pero bien aprovechadas…
Llegada a Pucelandia sábado a media mañana, viaje tranquilo, sin apenas tráfico, sin prisas, con el relax que supone el inicio de las esperadas vacaciones, ya que a diferencia de otras personas, no tengo la necesidad de llegar el primero al destino elegido para comenzar a disfrutar de mi libertad laboral, sino que ese disfrute comienza desde que coloco la primera maleta en el interior del maletero de mi coche.
Al contrario de la mayoría de mis vacaciones, estas estaban casi programadas al dedillo, puede ser que mi afición por el jazz tenga algo que ver en mi gusto por la improvisación, pero esta vez me decanté por el clásico, en el que hasta los silencios tendrían su tiempo y lugar especialmente reservados.
La primera semana, exactamente de sábado a sábado, la pasamos en una repartición quasiperfecta, de comidas, cenas y alojamientos con desayuno, entre las casas de mis padres biológicos y políticos, la primera situada en la ciudad, a modo de chalet adosado (piscina incluida), con entradas y salidas tanto de mi familia directa como de otros familiares, en cambio la otra, situada a unos 20km al norte (diferencia en grados -3º), urbanización de chalets, en entorno rural, con amplias parcelas donde Kimi por encima del resto, disfrutaba al máximo, con la compañía añadida de Tany, la Pastor alemán de la familia de Susana.
Incluso el exceso de tranquilidad, me animo a colgar la vieja canasta, donde desentumecer los músculos maltratados por la buena vida, y de paso, mientras metía un tiro tras otro, o echaba un 21 con Susana (jugadora de basket en su época colegial), recordaba que yo pude dedicarme a eso.Sí, a eso del deporte, que también ha tenido su protagonismo estas vacas, y de que forma, ya que pese a no estar en mi mejor forma, el que me conoce sabe que ya sea con un balón de basket en las manos o una raqueta, pierdo la noción del tiempo, y en ocasiones también la del dolor. Pero mejor os lo cuento.
Esa tarde más piscina, crol, braza, espalda, incluso algún largo a mariposa, lo de hacerme el muerto en el agua, la verdad es que no va conmigo.
Pero estaba claro, que alguna vez tenía que ser la primera, y aunque reconozco que puede ser divertido, no he cambiado mi forma de verlo, ya que, sin haber jugado nunca, no tuve problemas para derrotar a mi primo y su mentor, con años de experiencia. Sin embargo, ninguno de ellos había practicado el tenis con anterioridad.
Y mientras las agujetas brillaban ya por su ausencia, aún seguía aquella pequeña molestia en
2 COMENTARIOS:
Bueno ya veo que vives fatal!! siempre me gustaron esas pachangas a futbito, tenis o futbolin con los colegas y familiares, siempre se pasan buenos momentos. Mucho mejor que una cena seria de compromiso.
Que disfutes de tus vacas si aun te queda. Un abrazo!
En seguida podrás comprobar que ya he dilapidado mis vacas, practicamente al completo, tan sólo me quedan 4 o 5 días para lo que queda de año, buaaaaaaaaaaaaah!!
En cuanto a como pasar el tiempo libre, por supuesto que yo cambio esas cenas de compromiso, por un poco de deporte, seguido de unas buenas jarras bien frías de cerveza con limón en cualquier terracita, salir a de pinchos con amigos, o esas cenas informales en el jardín con mis padres y algún invitado sorpresa.
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