jueves, 14 de abril de 2011

UNA TIENDA, DOS MUNDOS

Supongamos que regento una pequeña tienda de electrodomésticos nuevos, antiguos y de segunda mano, en una pequeña ciudad o gran pueblo según se mire, equidistante entre dos ciudades emblemáticas del país donde resido, en condición de inmigrante magrebí.

Supongamos también que las diferencias culturales y lingüísticas entre mis orígenes geográficos y los propios del país que nos ha acogido, aunque me da que no han tenido mucha elección…es una opinión particular, cuando además no hacemos mucho por integrarnos en la cultura de este país, más bien intentamos imponer la nuestra, aunque esta sea discordante con algunas leyes escritas o no, o tan sólo pretendemos que nos dejen en paz con nuestras costumbres como si tuviésemos el derecho no sólo de residir, trabajar, disfrutar de los derechos sociales en igualdad de condiciones que los más viejos del lugar, parece que algunos de mis colegas de patria o de religión, quisieran fundar sus propios estados independientes dentro del país que los ha acogido.

Y entre que afortunadamente, al poco tiempo de venirme yo, gracias a que ya tenía un primo establecido aquí, pude ir trayendo a mi mujer, después a mis padres, a los padres de ella, hermanos, cuñados,…y coincidir aquí con algún paisano de mi pueblo de origen, y si a eso le sumamos que la tecnología de satélite, nos permite disfrutar de canales en nuestro idioma a través del televisor de nuestra casa a miles de kilómetros, qué nos empuja a cambiar nuestras costumbres para comprender las de otros, o por practicar un intercambio cultural, o por el mero hecho de socializar con los nativos del país, claro que para todo ello sería indispensable aprender otro idioma más allá que para pedir pan o comunicarte con el médico (demostrado está que la medicina no tiene fronteras ni idiomas), o no sé, para pedir el paro o la ayuda familiar o una casa, aunque si lo pienso, casi todos mis conocidos han usado esas ayudas alguna vez y siguen sin hablar demasiado bien el castellano. Creo que hoy seguiré sin encontrar la respuesta.

jueves, 31 de marzo de 2011

LA CRISIS DEL GATO KÓSMICO

En el papel de Gato Kósmico, yo mismo, sino os importa. Como dice Eduardo Punset en su último libro, si es que no ha publicado otro en el transcurso de esta historia, el hombre no tiene excusa para no pensar, y como si lo “piensas”, no le falta razón, más bien suele ir sobrado de ella, yo he optado por pasarme al mundo animal, en la categoría felina, aunque algo tuneada. Os preguntaréis que porque gato y no perro (para coincidir con Kimi),o Delfín, del que siempre ha tenido la condición de ser mi animal favorito, pues no, mi cabeza ha "pensado" (y ya van dos) que me convenía el gato, animal al que por cierto mi cuerpo responde alérgicamente ante su presencia, curioso verdad? En fin...

Retomando la frase de Punset, no tiene ningún desperdicio, ni margen de error por más que se analice, y es que si lo "piensas" (cumpliendo el dicho de no hay dos sin tres), si alguien dispone de una excusa para deja r de pensar, habrá pensado previamente en la excusa elegida para tal fin. Resultado al descanso: Punset 1- Nosotros 0.

Para los que habéis sobrevivido a la primera parte, y no habéis sufrido daños cerebrales irreversibles, al menos no a corto plazo, os contaré la verdadera historia del hombre que se convirtió en el Gato Kósmico. Comienza así.

…A long, long, long, long time ago
before the wind, before the snow
lived a man, lived a man i know
lived a freak of nature named sir psycho…

…mi condición de Gato me ha dejado sin memoria para continuar, alguien sabe como sigue?

PD. Por si os sirve de ayuda, he conseguido recordar 3 palabras: picante, rojo y caliente, aunque no me hagáis mucho caso, sólo soy un gato.