Es verano, y una vez pasadas las comuniones, este año por suerte en blanco, y no por el vestidito de alguna prima, hija de algún amigo o conocido de obligada asistencia. Le llega el turno a las bodas, que cumplen los mismos compromisos de asistencia (salvando las distancias), que las citadas comuniones, y es así que este año, año de la crisis económica, teníamos 3 entre los meses de julio y agosto. Dos de familiares por ambas partes y una de amigos, “amigos en común”.
En esta ocasión hablaré sólo de la que ya hemos pasado, la de mi prima. Ya que pese a algunas ausencias significativas, como la de mi “primo hermano de Vitoria” que supongo que más que a la propia novia y prima, el que le echó más en falta fuí yo, el resto de familiares (y como suelo decir, y sin embargo amigos), como son mis ya jóvenes adultos primos de Santander, la familia de Valladolid que ya no veo tanto como antes, queridos tíos y primos de Zaragoza que ni por cercanía, ni por lo que hablamos habitualmente, aún así los tengo un cariño especial, o amistades de la familia, a las que se le da el sobrenombre de amigos “de siempre”, a todas ellas fue un placer volverlas a ver y compartir una tarde-noche, que aunque llena de ajetreo e incluso estrés siempre haya algunos momentos para recordar, al menos hasta la próxima oportunidad de vernos.
Y una vez que ya he relatado la parte más emotiva desde un punto de vista familiar pasaré directamente a la visión de un joven que va a celebrar la boda de su prima aún más joven que él, y en compañía de todos sus primos jóvenes con ganas disfrutar de una gran celebración, que empieza en Valladolid capital a eso de las 5pm, y continúa a las 9pm a unos 20km en dirección Madrid, lugar, Casino de Boecillo.
Si la ceremonia comienza a las 5pm y finaliza a las 6:30aprox, quedan 2:30h para llegar al destino del Cóctel-Cena-Baile, ese tiempo los jóvenes se preguntan, qué hacer, dónde ir, cómo y con quién, y digo yo! Por qué no fuimos andando, que además de tener tiempo para hablar, nos echábamos unas risas, hacíamos ejercicio y por lo tanto abriríamos apetito para la cena, incluso de esa forma, no nos entrarían esas malas ganas que tenemos los jóvenes de tomarnos unas cañitas entre ceremonia y banquete, que nos pudiesen ocasionar un disgusto al tener que coger el coche para desplazarnos hasta allí. Ah! Pero cómo! Que había un autocar! Y sus primos jóvenes no nos hemos enterado? Cómo! Y que no era un microbús para sus amigos íntimos que no tienen coche para desplazarse! Cómo! Que es uno de esos de 60 plazas! Y que va a hacer dos viajes? Y quien lo ocupará? Sus amigos? entonces...tienen 120 amigos?, jolín con mi prima, si que es famosa sí.
Bueno pués siendo así: "primos, o nos aburrimos hasta las 9 o nos arriesgamos a la multa", aunque también está el plan de los no tan jóvenes, hacer escala en Beverly Hills para tomarnos unas fantas, vale, pués entonces haremos eso.
Y por fín son las 9 de la noche, aparecemos en el cóctel y mientras nuestros familiares no tan jóvenes, se lo pasan en grande foto va foto viene, la banda de los primos se percata que el catering llega vacío de la planta superior, donde estaba la familia del novio, y los 120 amigos, por lo que decidimos subir y disfrutar de los placeres del jamón ibérico, los canapés variados y unas cañitas fresquitas. Deseando que el tiempo se parase y llegaran las 5 de la mañana junto a mis primos, los novios, y demás familiares que aguantasen el cachondeo, y no me he saltado la cena porque el menú no fuera apetecible, no, en absoluto, el motivo es otro, y si se puede comparar a un plato que no sea de mi agrado ese sería sin duda, Hígado, buagh! El motivo era la inesperada presencia en nuestra mesa, la mesa de los primos, esa mesa en la que eché de menos a mi prima la mayor de Santander y su marido, o mi primo de Santander afincado en Salamanca, o incluso el hijo de los amigos de siempre de mis tíos, pero nunca, y digo nunca, podría imaginarme que esa vacante en la mesa fuera ocupada por una persona, que ni era de mi familia, ni compartíamos edad, y aunque si que era una persona conocida para mi, la opinión que me merece en casi 8 años de trato, es cuanto menos, negativa, por lo que: la identidad del extraño número 9 corresponde al: director de la empresa donde trabaja el padre y hermano de la novia y yo hace algunos años. El resultado es por todos conocido, Susana y Marcos no disfrutaron de la cena, estuvieron cohibidos, la mesa se coharto hasta el punto de no gritar ni un solo, Viva Los Novios!!
...y Susana y Marcos se fueron a descansar y bajar el alcohol, puesto que, había que conducir de vuelta a casa.